«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos».
Comentario del Evangelio por Epifanio de Bénévent (siglos V – VI), obispo
Comentario sobre los cuatro evangelios, PLS 3, 852
“Para que se cumplan las Escrituras hasta la última letra” (Jn 19,28)
“No he venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud”… En efecto,
en aquel tiempo el Señor ejerció todo su poder para que en su persona se
cumplieran todos los misterios que la Ley anunciaba refiriéndose a él.
Porque en su Pasión llevo a término todas las profecías. Cuando, según
la profecía del bienaventurado David (Sl 68,22), se le ofreció una
esponja empapada en vinagre para calmar su sed, la aceptó diciendo:
“Todo se ha cumplido”. Después, inclinando la cabeza, entregó el
espíritu (Jn 19,30).
Jesús, no sólo realizó personalmente lo que había dicho, sino que llegó a confiarnos sus mandatos, para que los practicáramos. Aunque los antiguos no habían podido observar los mandamientos más elementales de la Ley (Hch 15,10), a nosotros nos prescribió de guardar los más difíciles gracias a la gracia y del poder que vienen de la cruz".
Jesús, no sólo realizó personalmente lo que había dicho, sino que llegó a confiarnos sus mandatos, para que los practicáramos. Aunque los antiguos no habían podido observar los mandamientos más elementales de la Ley (Hch 15,10), a nosotros nos prescribió de guardar los más difíciles gracias a la gracia y del poder que vienen de la cruz".
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