Ciudad del Vaticano (Jueves, 12-02-2015, Gaudium Press) El 11 de febrero se conmemoró el nacimiento del Estado de la Ciudad del Vaticano, después de la firma del "Tratado de Letrán", en 1929.
Son tres los documentos que constituyen el Tratado que fue ratificado en junio del mismo año:
Reconocimiento total de la soberanía de la Santa Sede, en el estado del Vaticano; un concordato, regulando la posición de la religión católica en el Estado; una convención financiera, acordando la liquidación definitiva de las reivindicaciones de la Santa Sede por sus pérdidas de propiedad territoriales o Estados Pontificios.
Historia
En 756, Pipino el Breve, rey de los francos, dio al Papa un gran territorio en el centro de la península Itálica. La existencia de estos Estados Pontificios terminó cuando, en 1870, las tropas del rey Víctor Emanuel II entraron en Roma e incorporaron tales territorios en el Reino de Italia.
Entretanto, en compensación, Víctor Emanuel II ofreció al Papa Pío IX, el 13 de marzo de 1871, una indemnización y la promesa de mantenerlo como Jefe del Estado del Vaticano, en un barrio de Roma, donde se encontraba la sede de la Iglesia. Sin embargo, inicialmente, el Papa rechazó la propuesta del gobierno italiano y se constituye prisionero del poder laico, dando así inicio a la Cuestión Romana.
Posteriormente, la Iglesia aceptó las condiciones a ella impuestas el 11 de febrero de 1929, por medio del Tratado de Letrán, firmado por Benito Mussolini, entonces jefe del Gobierno italiano, y el Cardenal Pietro Gasparri, Secretario de Estado de la Santa Sede.
Este tratado formalizó la existencia del Estado de la Ciudad del Vaticano, un Estado soberano, neutro e inviolable, bajo la autoridad del Papa, y los privilegios de extraterritorialidad de la Residencia papal de Castel Gandolfo y de las tres basílicas romanas: San Juan de Letrán, Santa María Mayor y San Pablo Extramuros.
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Firma del Tratado de Letrán.
A su vez, la Santa Sede renunció a los territorios, que poseía desde la Edad Media, y reconoció Roma como capital de Italia.
El acuerdo garantizó, además, una indemnización financiera al Vaticano por las pérdidas territoriales, durante el movimiento de unificación de Italia; estableció normas para las relaciones entre la Santa Sede y el Reino de Italia; reconoció el catolicismo como religión oficial del país; instituyó la enseñanza confesional obligatoria en las escuelas italianas; confirió efectos civiles al matrimonio religioso y abolió el divorcio; prohibió la admisión en cargos públicos de los sacerdotes que abandonasen la sotana y concedió numerosas ventajas al clero.
El Tratado de Letrán fue incorporado en 1947 a la Constitución italiana, con la condición de que el Papa jurase neutralidad eterna en términos políticos. El Papa podría actuar como mediador en asuntos internacionales, apenas cuando fuese solicitado.
En febrero de 1984, un concordato firmado entre la Santa Sede y el gobierno italiano modificó algunos términos del Tratado de Letrán.
El Vaticano permaneció como estado soberano, gobernado por el Papa y con sede en Roma.
Con información de Radio Vaticana.
Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/content/67166#ixzz3RZsPtGXQ
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